Cristina Rubio Morales: ‘No voy a morir dentro de Notimex, no por esta gentuza’

Compartir en redes:

 

Por: José Luis Simón

I. Sucedió durante los días más hostiles en la historia de la agencia. Cristina Rubio vivió escenarios difíciles, derivados del estrés laboral en aquel noviembre de 2019, cuando los directivos de Sanjuana Martínez se convirtieron en inquisidores al mandato de la directora.

Las listas de posibles despedidos, las órdenes de trabajo absurdas e irrealizables, la cuota de cinco notas al día obligatoriamente, la carencia de humanidad, la suplantación de roles con personajes ajenos al periodismo que se apoderaban de las oficinas; y la clara posibilidad de perder el trabajo…

Todo se le juntó en un solo instante a Cristina, quien llega al colapso.

Al grado de que, a la mitad de uno de los días más espantosos de su vida, se le apareció el recuerdo de Jazmín, la compañera que murió desplomada en las oficinas en diciembre, tras una pequeña reunión de Navidad.

En pleno acoso de sus superiores, comenzó a sentirse mal. Le faltaba el aire, el asma la acosaba, la responsabilidad de cumplir con sus responsabilidades a toda costa no se apartaba de su mente, el temor del desempleo y el desprecio de los nuevos jefes, le hicieron voltear, con el sistema respiratorio en problemas, hacia el pasillo donde Jazmín perdió la vida. Y la vio.

Se prometió:

—No voy a morir dentro de Notimex, no por esta gentuza.

Inhaló, llenó sus pulmones de aire; pasó el trance físico del desmayo inminente, y se levantó para la lucha. Sus compañeros se daban cuenta de su precario estado físico, y la conminaban a irse a casa, camino al que ella se negaba.

Jamás olvidará los detalles.

Cuenta…

II. Reportaron las notas informativas: el sábado 30 de noviembre de 2019 se le prohibió el acceso y se notificó su despido a la editora Cristina Rubio Morales, a quien después de 22 años de servicio en la Agencia, le argumentaron faltas e incumplimiento de una orden de trabajo.

Crónica de aquellas horas inolvidables, por lo atroz.

Acudamos a la primera persona, primordial para el relato:

“…Aquél día Debanhi Tienda me cambió de actividades y me mandó a reportear. Yo le dije: ‘quiero saber cómo se me va a pagar, porque me pagan como editora, y si quieren que vaya a reportear, pues me tienen que pagar más’. Me respondió que fuera hablar con Rosario Manzanos… y es la fecha que sigo esperando que me atienda.

“Anímica y físicamente ya estaba muy desgastada por todos esos meses de tensión, y cuando llegué a una conferencia de prensa en la Secretaría de Salud, sentí el aire acondicionado a todo lo que daba, y luego sentí mis males. Porque sufro de rinitis alérgica. Me percato que hay en la sala otra chica de Notimex, pero ya no me importó. Escuché a Hugo López-Gatell por dos horas y empezó a darme un ataque de tos y a toser ante él mientras hablaba. Una de las edecanes me llevó una botellita con agua, pero ya no podía.

“La compañera se acercó y me dijo ‘te veo muy mal, ¿por qué no te vas? A mí me mandaron para ver si venías’ y eso fue como ‘no confían en mí, ¡ahora hago la nota!’.

“Fernando Ugalde, un amigo desde la mesa internacional, y quien ahora ya era coordinador en mesa nacional, me había dicho ‘pase lo que pase, tú regresas’ y en ese momento no entendía por qué me lo decía.

“Me habló Lucía Calderón con ‘ya terminó el evento y vete a tu casa, no te preocupes’ y le respondí que eran 20 minutos para las dos de la tarde y mi salida era a la cuatro, pero ella insistió en que me fuera a mi casa, y que la nota la podía hacer al día siguiente, y tuve por respuesta: ‘esta nota para mañana ya no sirve’.

“Llegué, hice mi nota, ni había desayunado y sentía la molestia en el pecho y me sentía tan mal que me fui de regreso a casa. Antes de irme me dijo Fernando ‘qué bueno que viniste. Te habían puesto un cuatrote’.

“Fue lo único. Me fui con desánimo.

“Pasé muy mala noche, como con temperatura, problemas para respirar. Mi marido me dijo: ‘no vayas. Te ves mal, no vayas’ y le comenté ‘por menos las corren…’

Y se dispuso a dormir.

Ese noviembre había sido especialmente despiadado con los integrantes de la agencia. Uno de los grupos golpeados antes de la llegada de la directora era el de los ex corresponsales de Notimex, quienes denunciaron entonces llevar 10 meses sin certeza sobre pago de sus indemnizaciones. En una carta dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador, los periodistas señalaron haber iniciado un juicio colectivo contra Notimex.

Los abogados de la agencia no les responden. Y presidencia guarda un absoluto silencio.

Narra Cristina el día siguiente:

“Llegué y antes de las 6:10 pasé el dedo por el checador. Como a las 7:30 me empiezo a sentir más rarita en mi cuerpo, que ya no respondía, y siento como que se me cierra la garganta. Por si acaso, siempre traigo un aerosol salbutamol.

“Sentir que no respiro me genera ansiedad y nervios, además de taquicardia. Y de un momento a otro percibí que no respiraba, y empiezo a jalar aire. Me paro de inmediato, corro hacia donde está Fernando y le digo ‘no puedo respirar’ y él se quiere levantar, pero en ese instante llega Agustín y sólo me indicó que fuera a enfermería.

“Como puedo me voy, y en el camino siento dificultad para respirar; de hecho, se me salen las lágrimas. Llego y el médico me pregunta ‘¿desde cuándo tiene esta crisis?’ y ya no puedo contestar nada. No sé cuánto tiempo pasó. Las manos ya las tenía moradas y grises. El doctor abrió mi expediente y vio mi lista de alergias a 32 elementos, sacó un medicamento, me inyecta, empiezo como a sudar, siento cómo la tráquea se abre.

“…Y mi corazón empieza a calmarse.

“Como que me relajó ese medicamento. El médico me seguía hablando y hablando, y a cada rato me revisaba el pulso. Me tuvo ahí como una hora y media. ‘No puedes estar aquí, te dio una crisis asmática y se puede repetir’, me dijo, y entonces le pido que firme mi salida, y me respondió: ‘No lo puedo hacer. Ya no tengo esas atribuciones. Antes sí podía firmarles eso’.

“Regresé a mi lugar y todos los que me habían visto estaban espantados, y me dicen ‘ya llegó Salas, infórmale que te pusiste mal’. Entonces me acerco y le narro lo que había vivido. Él seguía escribiendo y ni siquiera volteó a verme. Le agregué que el médico me había dicho que la crisis volvería a pasar y de la conveniencia que fuera a un hospital. Le dije: por eso no salgo a reportear y por lo mismo llevo 15 años en mesa. ‘Sí, Cristi, ya me di por enterado. ¿Ya terminaste con la cuota de cinco notas?’, me preguntó. Me quedé impactada, le respondí que llevaba una e iba a hacer las otras.

“Volví a mi lugar frustrada, con el coraje, y me dije ‘qué falta de humanidad’. Y todo mundo me decía ‘ya vete, ya vete’ y yo pensaba ‘si me voy, me van a correr y no les voy a dar motivos’.

“Me puse a trabajar.

“Flor Goche me avisó de una junta con Tienda, a la una de la tarde. A esa hora fui con mi hojita, una pluma y mi aerosol. Para ese momento no había comido nada y sentía mi corazón de repente muy acelerado y de pronto muy lento, como que no estaba equilibrado. Llegué tarde porque me avisaron de último momento.

“Salas empezó a decir que ella era nuestra jefa y que iba a buscar gente para que le ayudara en la transmisión de notas, porque la mujer no sabía. A media junta vuelvo a sentir otra vez que no puedo respirar. No sé si la tensión, el estar haciendo corajes al pensar que gente inútil va estar al frente de esto, me empiezo a sentir mal y mi reacción fue voltear al área donde falleció Jazmín en el cuarto piso, la compañera que le dio un paro respiratorio en Navidad. Vi mentalmente a Jazmín, mi reacción fue agarrar el medicamento y tratar de correr al servicio médico, pero ya no pude. Quedé en el descanso de la escalera. De hecho, sentí que me caía y me recargué en la puerta de la señora de limpieza, fue así, como… ¡azotón!

“Salió la señora, me vio mal, yo en la pared como buscando dónde agarrarme y la señora hasta con la jerga con que limpia el piso empezó a echarme aire. Me preguntó ‘qué tienes’. No hubo respuesta porque ni podía hablar. Solita activé mi medicamento, me puse un disparo, siento que no funciona, me pongo otro disparo, empiezo a sudar y a ver que mis manos estaban entre gris y moradas, y me dice la señora Lupita: ‘Cristi, Cristi tu cara’. Le pregunté ‘¿mi cara qué?’, y ella abundó ‘veo como que se te va de lado’ y yo ‘¡cómo qué!’ y ella dice ‘deja traigo un chicle’, ella corre, en eso pasan varios compañeros, entre ellos Diana e Iván y me preguntan qué tenía, y yo ni contestaba porque sentía que se me salía el poco aire que me entraba.

“Incluso Iván hizo el mal comentario ‘Cristi, no te vayas a morir’ y en ese momento volvió a mi mente la imagen de Jazmín y fue cuando me dije ‘no, no, yo no me quiero morir aquí y menos por esta gentuza’ y me entraron nervios, empiezo a temblar y en ese momento sentí mi adiós.

“Veía todo a mi alrededor, veía que me querían ayudar y cómo se alejaban, y los comprendo, porque si hacíamos bolita iba a haber problemas para todos. En eso llegó el coordinador de Deportes, Roberto (Herrera), quien aparentaba ser buena onda de entre todos los directivos. Se dio cuenta de mi situación, el medicamento empezó a hacer efecto, ya medio podía respirar, mis manos comenzaron a tomar un poquito de color, una de las secretarías regresó y me dijo que el médico ya se había ido y como vio a uno de los directivos de Sanjuana, me hizo un ademán de adiós y que estaría pendiente desde su lugar.

“Roberto me trajo una silla, empezó a decirme que me relajara, que todo estaba bien, que me iba a llevar a un hospital de por aquí, que qué me pasaba. La señora de la limpieza medio le explicó: ‘creo es asmática, creo que le falta el aire y creo que una vez ya se puso así’. Llegó una chica con otro medicamento contra el asma. La verdad, llegaron muchas personas y recuerdo la insistencia de Roberto en ‘confía en mí, todo va estar bien, relájate, mira yo iba a ser médico, pero dejé la carrera y después iba a ser odontólogo y también lo dejé, pero tengo conocimiento en una situación de emergencia’

Justo las palabras que Cristina no quería escuchar. Bajo estas circunstancias nada bueno había para rescatar dentro de todo lo malo que acontecía en esas oficinas de Baja California 200, el epicentro de las injusticias laborales.

Cristina:

“…Y en mi mente cavilaba ¿cómo un médico, un dentista, está aquí de periodista? y más me enojaba y frustraba. Y me dice el hombre ‘tranquilízate, a ver, piensa en algo bonito, en un paisaje, en el amor de tu vida.

“Y seguía: ‘Por qué estás tan estresada. Esta es una crisis de estrés’, y entonces le digo ‘por todo lo que está pasando aquí dentro –ya podía hablar un poquito-, ¿no cree?. Usted sabe lo que está pasando. Aquí uno no puede ni hablar porque ya somos etiquetados. Usted sabe que hay una lista en la oficina de Rosario Manzanos donde va eliminando gente. Todos los nombres que están con palomita y todos los que están con asterisco. Usted sabe, entonces no me venga a preguntar por qué estoy estresada, si es obvio’

“En ese momento ya no buscaba quién me la había hecho, sino quien me la pagara. Comenta ‘te ves mal. Digo que ya te retires. ¿Ya comiste?, a lo mejor es porque no has comido’ y le comento que no había comido, pero ya estaba bien y que no se preocupara.

“La señora Lupita insistió con un cuestionamiento: ‘¿de verdad Cristi, estás bien?’ Y yo como que no, pero no quería verme débil ante ellos.

“Total, que Roberto me acompañó a mi lugar, fue por Rosario, quien sorprendidísima me dice ‘cómo que te pusiste mal, mujer, pero qué haces aquí. Deberías irte a tu casa. No, no, no… vete, vete’, volteo y me le quedo viendo y le digo ‘¿me va firmar mi salida?’ y la respuesta fue ‘lo que sea necesario, pero ya vete’ y me empieza ayudar, como a levantar, para empacar mis cosas, para recoger todo lo que tenía en mi escritorio. Y entonces sentí como si me estuviera diciendo ‘vete muérete afuera, no te vayas a poner mal aquí porque entonces sí nos metes en un gran problema’. Hasta se ofreció a pagar el taxi para que me fuera y le dije que no se preocupara, que mi familia ya iba por mí, y ella diciendo ‘espéralos allá abajo. Ya vete’.

“Me acompañó hasta el elevador, para garantizar que no me regresara.

“En el trayecto vi que mis manos me temblaban, sentí que el ojo me vibraba y en la planta baja sale la secretaria de nuestra área, Fanny, y me dice ‘Cristi no te vayas, esa pinche vieja ya se fue a trabajar y no firmó tu salida. No te vayas’ y yo me dije ‘ve cómo estas, tu corazón como está, no es para esto, ellos no lo valen y si te van a correr, que te corran’.

“Sale Rosario del elevador, porque va ir a comer, Fanny se hace a un lado para evitar problemas, y la jefa dice ‘¿sigues aquí, por qué no te has ido? si te pasa algo, mujer, ya muévete’. No sentí un apoyo, más bien como si fuera un perro, sácate a morir a otro lado, fuchi, fuchi. Me dio mucho coraje, me levanté y le dije ‘no le voy a causar ningún problema’

Salió de la agencia con más necesidad de recuperación que convencida.

“Fui al hospital, terminé en urgencias porque tenía una arritmia cardiaca y el salbutamol, el cual usé dos veces continuas, me originó taquicardia y me dijeron que mi ojo izquierdo brincaba, y yo no lo sentía. Me medicaron, me dijeron que me relajara, porque estaba estresada y en ese momento fue cuando de verdad empecé a tomar conciencia de que algo me estaba pasando y que por más que yo quisiera hacerme la valiente y quisiera demostrar fortaleza, no estaba bien; y que mis manos, mi corazón, mis ojos y mi cara, lo decían.

“Analicé en el hospital todo lo que había pasado y sentí que eso era mi salida de Notimex, y una enfermera me dijo que pensara en mí, en mi vida, y me dije ‘valgo más por lo que soy, ellos no me dieron nada’ y empecé a hacer conciencia y vi gota a gota como caía el suero y lo veía como una gota de esperanza. No voy a morir dentro de Notimex, me dije.

La plantilla completa percibía el peligro. El acecho era la consigna de la nueva directiva.

El periodismo mexicano sufría una lesión que obligó a los trabajadores de Notimex a parar actividades, ante los atentados a los derechos humanos, y que, a más de 400 días de huelga, no deja de sangrar.

III. El 28 de noviembre de 2019, el sindicato de trabajadores de Notimex emplaza a huelga.

Adriana Urrea, la secretaria general del Sindicato, denuncia que una vez a la semana es despedido uno o más trabajadores, y que se les ofrecen liquidaciones de entre el 40 y 60 por ciento de lo que les corresponde. Iniciará la lucha por la dignidad.

Recuerda Cristina:

“Me dieron cinco días de incapacidad, la cual mandé por correo a Manzanos, a recursos humanos y a la doctora de la Agencia, y a Manolo, quien siempre ha sido mi aliado en los trámites. Fue viernes, para mi mala suerte, y hasta el lunes entregó mi marido el papel y él pidió que le sellaran, firmaran y pusieran la hora, y con ello comprobaba en su trabajo su tardanza, y lo hizo Canché y esa es la prueba que tengo de que sí entregué mi incapacidad en tiempo y forma.

“Mi hoja del IMSS precisa en tiempo de recuperación 10 días y nada más me dieron cinco de incapacidad, porque los 10 se interrumpían con mis dos de descanso y el médico me dijo que después de ellos, si me sentía mal, que regresara. Por terca pues no fui al hospital, me vine a trabajar. Ya no tenía la arritmia, tenía como que la mente más despejada y me presento y Tienda me manda llamar y me dice ‘como se retiró de la junta y no se quedó todo el tiempo, pregúntele a las compañeras de qué se trató, porque se tomaron varias decisiones y quiero que salgas a reportear una nota sobre influenza’. Y le dije ‘la verdad estoy muy mal todavía, no tendría que estar aquí, pero vine porque me interesa mi trabajo, pero, mira, aquí traigo mis documentos, cuántos días de recuperación y me puse mal por salir a cubrir una conferencia de prensa y estar expuesta al aire acondicionado y de verdad, mira no voy a ir, si quieres acúsame, sancióname, descuéntame el día, lo que quieras. No voy a ir, porque creo que mi vida es primero, y si quieres, pues me regreso y ahorita me voy al Seguro Social, y sé que me van a dar más días de incapacidad’.

“Me aseguró que fue una orden de Sanjuana: quiere que te vayas a reportear, y entonces decidí ir a ver a Sanjuana ‘y le voy a decir lo que te estoy diciendo, que no voy a ir, que mi salud no me lo permite y creo que mi vida es primero’.

“Entonces me dice ‘dámelo por escrito’ y me dio una hoja en blanco y escribí ‘comprendo las necesidades de la agencia y es necesario esta nota, pero no me voy arriesgar y sé que es muy valiosa mi salud y mi vida. Atentamente licenciada Cristina Rubio Morales’, la recibe y me dice ‘¿licenciada?, ¿y dónde estudiaste?’ y la respuesta fue ‘en la UNAM y con mucho orgullo’, luego me dice ‘bueno, si quieres no vayas, pero la nota sí la quiero’, y después conseguí la entrevista y en menos de media hora ya la tenía, se la mandé. Nota que nunca salió, por cierto.

“Terminé mi jornada, hice mis notas, a la hora que me fui no había sido transmitida ninguna de ellas, ni la dichosa nota especial de la influenza. Yo me sentía todavía mal, mi corazón no estaba como muy bien y me sentía muy cansada. Además, el ambiente era terrible, era pesado y difícil estar allí.

“Al otro día me sentí un poquito mejor y me dijo mi amigo y jefe de internacionales ‘oye, anda Evo Morales, no te quieres sacar una foto con él’ y obviamente de estar años en la mesa de internacionales pues era una oportunidad que no podía dejar escapar, ahora sí un personaje, según yo decía, a nivel mundial no lo voy a tener otro día.

“Llega Evo Morales, empieza a saludar a todo mundo, me le acerco, le pido una foto, el hombre accede y me la tomo y entonces veo la mirada de Tienda sentenciándome y después que pasó todo el show de Evo me dice ‘ya te sientes muy bien, ¿no?, pues hasta te tomaste foto con Evo’ y le comenté que sí, que me sentí bien, porque por dentro eso me regresó la vida y sentir mi mundo de antes del área internacional. ‘¿Hay algún problema?’ y me precisó que estaba prohibido subir la foto a las redes sociales. Media hora después me mandó llamar, porque Sanjuana estaba muy molesta conmigo, porque no había querido reportear la nota de la influenza y le afirmé que se la mandé desde el día que la pidió y le dije ‘la tienes en tu correo, si quieres te la repito’.

“Ese fue mi último día en la agencia, porque al otro día ya no se me permitió la entrada, ya me habían cambiado el horario de entrada a las nueve de la mañana, era sábado y llegaba siempre muy temprano y le hablaba bien a un poli morenito de la entrada y le había dicho ‘cuando me toque, avíseme por lo menos para que no me haga eso que me va a bajar de mi piso con su pistolota y todo’ y él se empezó a reír y me comentó que no me preocupara. Y le agregué que eran órdenes que también cumple y ‘evíteme la pena, de verdad, mire, hágame una seña y me quedo allá afuera’ y siguiendo nuestro pacto me dijo ‘señorita, ya no la puedo dejar entrar (quedito)’ y lo cuestiono que por qué, y para eso mi hijo me acompañaba porque todavía no me sentía del todo bien y en el trayecto mi hijo empezó con una hemorragia nasal sin motivo, inexplicable.

“Y le digo al policía que por lo menos dejara pasar a mi hijo al baño a limpiarse, no sea inhumano, respondió que no y luego sacó un rollo de papel que traía en el bolsillo y me lo dio. Los del local de al lado se dieron cuenta, un enfermero lo revisó y dejaron a mi hijo entrar al baño y aproveché el momento para avisar en el chat ‘soy Cristina Rubio de internacionales y ya no me dejan entrar’ y me responden inmediatamente Adriana y Héctor ‘ya vamos para allá’.

“Me dice el policía ahorita va a bajar un administrativo a hablar con usted y a esa persona le dije ‘me permite, entro a las nueve y ahorita estoy atendiendo a mi hijo’ y ahí lo dejé esperando 20 minutos, ni siquiera me acerqué, hice tiempo para que llegara Adriana y Héctor y que bajaran mis compañeras a mi auxilio, porque habíamos hecho el pacto de que si a una la sacan, una graba y otra pide auxilio, pero no lo cumplieron. Yo sí lo hubiera hecho.

“Le dije a mi hijo que lo más seguro es que ya me corrieron y lo único que te pido ‘es que grabes mi amor, porque es la única evidencia que voy a tener’ y ya me metí por aquí (entre el pecho y la ropa) una grabadora y fui con el administrativo ‘a ver, sí, dígame’, me contesta ‘soy Pedro Martínez y le traigo malas noticias, para informarle de su baja’, le respondo ‘baja de qué’ y me dice ‘ya no se le puede permitir la entrada, porque aquí tengo un expediente de todas sus faltas. Tiene siete extrañamientos’, y yo ‘oiga no, eso no es cierto, dígame desde cuándo y todos habían sido de toda esa semana”.

Aunque era de esperarse, la ofensiva ilegal de Sanjuana Martínez a los trabajadores de la agencia se había echado a andar y de la manera más ruin. Al acoso se sumaron los falsos argumentos de despido, la inhumana actitud de los funcionarios, y las notificaciones de despidos.

“…’Primero —le dije–, a mí nunca me avisaron de esos extrañamientos; segundo, estoy esperando a mi líder sindical y representante para hablar de este asunto’, inmediatamente me dijo ‘no, no, no, es con usted el trato’, le respondo ‘tengo derecho a que alguien del sindicato me defienda y que ustedes me den oportunidad de defenderme y si usted dice que hay cinco o siete quejas, no sé cuántas, pues entonces me tiene que decir por qué, cuándo y presentarme las pruebas’, ‘es que no vino usted a trabajar, no vino el 22’, me dice y le aclaro ‘el 22 estaba hospitalizada, de hecho, aquí me puse mal, todo lo que me dice está mal, tengo mis documentos que entregué mi incapacidad y estoy en orden’.

“Se me queda viendo y sus ojos me dicen ‘de verdad, lo siento’ y habló para decir ‘es mi trabajo’ y repliqué ‘qué horrible trabajo tiene. De verdad me da pena que usted secunde esto, porque en tus ojos veo que eres un buen ser humano y que te prestes a esto, qué pena’ y yo haciendo tiempo para que llegara Adriana y Héctor, y él me dice ‘fírmame’ y le contesto ‘es que no te voy a firmar. Si firmo esto, eso quiere decir que yo reconozco esas faltas, que yo reconozco todo lo que me estas inventando ahí, te estoy diciendo que todo es mentira, yo no voy a firmar’. Me dice ‘fírmame y si los demandas ganas, ganas’… Y le digo ‘yo no sé de leyes, pero mi lógica me dice: ‘si firmo, yo solita estoy admitiendo eso, y te estoy diciendo que yo no voy a firmar mientras no llegue mi representante sindical’.

“Me agrega que ‘se te va acabar tu oportunidad’ y en eso volteo y veo que mi hijo es agredido por un tipo de seguridad, le quieren quitar el teléfono, lo están jaloneando en la puerta de la entrada, me pongo loca, salgo a defenderlo ‘¡a mi hijo no me lo tocas desgraciado!’ y en el video se ve cómo se mueve la cámara por todos lados y tengo el fólder en mis manos, porque estaba leyendo en voz alta los documentos de sus supuestas pruebas y me atonté, porque me lo pude haber guardado por acá adentro (entre el pecho y la ropa), porque ellos se descuidan porque sacaron a mi hijo hasta la parada del camión y luego los dos tipos, uno de ellos me agarra y me quita el fólder y el otro cierra la puerta, y me dejan afuera, y me dije ‘pues ahora sí ya estoy fuera’ y veo a mi hijo angustiado, me puse loca con ‘los demando, a mí que me hagan lo que quieran, pero a ti no’.

“Llegaron Adriana y Héctor y cuando los veo, pues sí, me quebré. Estaba con ellos y llega mi jefe de internacionales (Felipe Jaime) y me pregunta qué pasó, le expliqué que ‘ya no me dejan entrar, ya me inventaron un montón de cosas, dicen que soy un mal elemento, que no cumplo con mis notas, que no avisé, que me desaparecí sin aviso y que no sé qué tantas tonterías’. Y dice ‘a ver señor, yo doy la cara por ella. La conozco más de 20 años, puedo avalar su trabajo, que no sé qué, que no sé qué…’ y me abraza mi jefe, quien es una persona grande y siento de verdad el aprecio y la estima, y me quebré y lloré y lloré como si estuviera llorando con un padre, y me dice: ‘me duele mucho que sea de esta manera, porque tú no debes salir de esta manera’. Y le digo ‘a mí me duele más porque es una injusticia’.

“Me abrazó y veo que sus lagrimitas salen juntas con las mías. Es algo que se me grabó mucho, que yo me gané ese lugar en el corazón de ese hombre, quien no es mi jefe, es mi amigo, y me dice ‘pues voy a checar, porque si lo hago tarde también voy a ser despedido’. ‘Sí, no te preocupes’, le dije.

“Adri y Héctor me arropan muy bien, me dejan llorar un rato y me dice Adri: ‘sé que este no es el momento, pero debemos evidenciar esto y tenemos que grabar, así que te voy a grabar, vamos a intentar entrar, no nos van a dejar pasar, pero vamos a tener que grabarlo’ y le respondí ‘va, como va’.

“Me sequé las lágrimas y medio me arreglé el maquillaje, me volví a llenar de valor. ¡Vamos con todo! Obviamente no me dejaron entrar, Adri empezó a grabar, el tipo de la puerta nos aventó, Héctor se puso entre el tipo y nosotras como para proteger. Me dice Adri ‘explica’ y ya empiezo a explicar ‘acaba de venir un tipo que no me deja pasar, me dice que falté cuando yo tengo mis incapacidades y me acusa de esto y esto, y es que no soy la única, estas injusticias se viven a diario aquí y me duele mucho salir de Notimex de esta forma. Me están corriendo de mi casa de la peor manera’, y ahí me quiebro nuevamente y a la fecha me sigo quebrando.

“Adri, me abraza, me quita mis cosas y me pregunta si estoy bien, y le digo que no sé. Y es cuando le digo la frase: ‘Yo no sé Adri, pero yo sé que tengo una misión con este movimiento y cuenta conmigo para lo que venga’, y me respondió ‘gracias’. Era la primera vez que nos veíamos de cerca, y Héctor protegiéndonos del gorilón y me dice ‘vámonos mujer, vámonos’ y nos fuimos al cafecito del hospital, que está pasando la calle.

“Ya en el cafecito, Adri empieza a editar el video y me dice ‘Cristi, te voy a pedir un gran favor, que a lo mejor no vas a querer, pero yo necesito que la parte donde te quiebras y lloras salga en el video, porque es el más emotivo y el que más va llamar la atención’ y le dije ‘te acabo de decir que tengo una misión y un compromiso con este movimiento y vamos con todo Adri, con todo, como venga’, sonrió ella, se puso a seguir editando el video, pasaron como 15 minutos, me dieron un tecito, Héctor como tratando de relajarme y sube Adri el video a las redes sociales.

“En menos de media hora tenemos dos mil vistas y Adri celebró y ‘nos están volteando a ver y todo’ y yo no entendía mucho en ese momento, no le di mucha importancia, y me dice Adri 15 minutos después ‘tres mil quinientas vistas. Con el de Diana logramos cinco mil, pero es el acumulado, y tú en menos de tres horas, ve. Ooooh, esto está genial’. Y ahora en qué quedamos, nos vemos el lunes para hablar con el abogado, porque, pues ya. Bueno, gracias.

IV. El impacto fue brutal. En horas el hostigamiento laboral en Notimex se convertía en trending topic y la demanda de los trabajadores se volvió noticia internacional.

Finaliza Cristina Rubio el recuento de esos días, aciagos:

“Llego a casa y varios vecinos me dicen ‘lo siento mucho’ y yo me quedé ‘lo siento de qué’, pues ya también los vecinos habían visto el video, amigos de la universidad me comienzan hablar, amigos de toda la vida me empiezan a decir ‘estamos contigo, no te preocupes’ y yo ‘de qué me están hablando’, pues ya habían visto el video y ese video creo que fue el parteaguas, porque en ese momento voltearon a ver que de verdad que no somos corruptos, que no somos los trabajadores etiquetados como malos, sino seres humanos que sentimos, que vivimos, que trabajamos por amor a Notimex. Y eso creo que fue el ‘boom’ que le dio a este movimiento la proyección que estábamos esperando durante varios meses.

“Después me dije ‘qué chillona me vi’ y mi papá me dijo ‘qué cobarde, te hubieras aguantado’, y después cuando vio mi papá lo que había causado me dijo ‘ésta es mi hija’.

“Y sí, estuve tristeando varios días, y todavía a la fecha, de gente que no he visto y después de un año, todavía me habla para decirme ‘cómo estás, cómo va el movimiento’, mis sobrinos me hicieron una canción en honor a ese video, muy buena, y contando esa historia y de lo que sabía de que amo mi trabajo y he dado mi vida por Notimex. A la mejor no ha sido mucha mi participación aquí (en el campamento), pero el hecho que haya logrado que voltearan a vernos, para mí es grandioso”.

El recuento de atrocidades continúa. La directiva de Sanjuana Martínez no sólo ha desacatado los laudos sino que impide el avance de las negociaciones.

Esta semana el movimiento cumplió 400 días en los que trabajadores de la agencia han conformado su compromiso por defender la legalidad y la dignidad de una agencia de noticias que, a la llegada histórica de una mujer como directora general, lo único que ha sufrido es el acoso de género. En una entrevista, la directora mencionó, “en mi lucha contra la corrupción, perro sí come perro”, y sus ladridos continúan mientras decenas de trabajadores aquilatan sus historias, y, como Cristina, nos las comparten, en esta movilización que tiene como lema “ni un paso atrás”.

Y como dicen los clásicos, hasta la victoria, siempre.